¿Qué es el Nervio Vago?
El nervio vago (también llamado décimo par craneal o nervio neumogástrico) es uno de los nervios más largos e importantes del cuerpo humano. Su nombre proviene del latín vagus, que significa “errante”, ya que se extiende desde el cerebro hasta el abdomen, atravesando el cuello, el tórax y llegando a órganos vitales como el corazón, los pulmones y el sistema digestivo.
Este nervio forma parte fundamental del sistema nervioso autónomo, encargado de regular funciones involuntarias como la respiración, la frecuencia cardíaca y la digestión.
El Sistema Nervioso Parasimpático y el papel del Nervio Vago
El sistema nervioso autónomo se divide en dos ramas principales:
· Sistema simpático: activa la respuesta de “lucha o huida” en situaciones de estrés (aumenta la frecuencia cardíaca, libera adrenalina, desvía sangre hacia músculos).
· Sistema parasimpático: promueve la calma, la relajación y la recuperación (“descansar y digerir”).
El nervio vago es el principal mediador del sistema parasimpático. Cuando está activo:
· Reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
· Favorece la digestión y la absorción de nutrientes.
· Regula la inflamación en el cuerpo.
· Contribuye al equilibrio emocional, reduciendo la ansiedad y favoreciendo la sensación de bienestar.
La importancia de la estimulación vagal
Un nervio vago saludable y activo se asocia con:
- Mejor salud cardiovascular.
- Menor riesgo de enfermedades inflamatorias crónicas.
- Mayor resiliencia al estrés.
- Mejor calidad de sueño.
- Estado mental más estable y equilibrado.
Por el contrario, un tono vagal bajo (es decir, una actividad reducida del nervio vago) se relaciona con ansiedad, depresión, estrés crónico, problemas digestivos e incluso alteraciones inmunológicas.
Ejercicios para estimular y fortalecer el Nervio Vago
La buena noticia es que existen prácticas sencillas para activar el sistema parasimpático a través del nervio vago:
1. Respiración diafragmática lenta
- Siéntate o recuéstate en un lugar tranquilo.
- Coloca una mano en el abdomen y otra en el pecho.
- Inhala profundamente por la nariz, llevando el aire hacia el abdomen (el pecho debe moverse poco).
- Exhala lentamente por la boca, alargando la exhalación.
- Practica 5–10 minutos al día.
👉 Este tipo de respiración estimula directamente al nervio vago, promoviendo calma y equilibrio.
2. Cantar, tararear o recitar mantras
Las vibraciones de la voz (especialmente en la garganta) activan el nervio vago. Dedica unos minutos al día a cantar, tararear o repetir sonidos prolongados como el “Om”.
3. Exposición al frío controlada
Una ducha con agua fría al final o simplemente lavarse la cara con agua fría puede estimular la respuesta vagal. Empieza con 15–30 segundos y aumenta gradualmente.
4. Gárgaras o enjuagues
El acto de hacer gárgaras o enjuagarse vigorosamente también activa fibras del nervio vago. Puede realizarse diariamente tras el cepillado dental.
5. Meditación y mindfulness
La práctica regular de atención plena disminuye la actividad del sistema simpático (estrés) y potencia el tono vagal. Bastan 5–10 minutos de respiración consciente o escaneo corporal.
6. Ejercicio físico moderado
Caminar, practicar yoga o nadar suavemente activa el nervio vago y mejora la salud del sistema nervioso autónomo.
Conclusión
El nervio vago es un puente vital entre el cerebro y el cuerpo, encargado de regular funciones esenciales para la vida y el bienestar. Su papel como motor del sistema parasimpático lo convierte en un aliado natural contra el estrés y la inflamación.
Al incorporar ejercicios sencillos como la respiración profunda, el canto, la exposición al frío o la meditación, podemos fortalecer su función y promover una vida más equilibrada, saludable y plena.